LA
ESCUPIDERA NACIONAL
La Escupidera nacional está llena. No le cabe más, pero la
gente sigue escupiendo mientras mira atónita la realidad que le rodea.
Hay quien escupe su rabia contra los seis millones de
parados que infectan este país sin que el gobierno dimita en bloque por ser
incapaz de rebajar la cifra que existía en las últimas elecciones, un millón
menos, y sin que se le caiga la cara de vergüenza, antes al contrario, saque
pecho afirmando que hay luz tras el túnel cuando solo se trata de la linterna
que ha encendido Montoro para hacernos creer que se trata de la luz del sol.
Mentiras, escupitajo.
Otros escupen su dolor contra unos desahucios que te
arrancan de la casa que has estado pagando durante años y enriqueciendo a los
bancos que te prestaron el dinero, mientras los bancos aplican esas viviendas
como pasivo en su contabilidad, cobran del fondo europeo, descuentan ganancias
en el activo, reciben subvenciones y se quedan con las viviendas a precio de
saldo en las subastas. Mentiras, escupitajo.
Algunos escupen su indignación porque se están poniendo en
libertad a los etarras, asesinos y violadores, mientras meten en la cárcel al
que roban para comer y empujan para no ser arrojados a patadas de su vivienda,
cuando nos vendieron que las víctimas del terrorismo y la lucha contra la
inseguridad ciudadana iba a ser una de las prioridades de este gobierno después
de la lucha contra la crisis. Ni luchan contra uno ni pelean contra lo otro. En
lugar de ello se hace una ley contra las manifestaciones para que ni tan
siquiera puedas quejarte. Mentiras, escupitajo.
Y los demás escupen su impotencia contra un gobierno que recorta
en sanidad, educación, justicia, pensiones, y sueldos a los funcionarios
mientras suben las sanciones, las multas, los impuestos y los sueldos de los
políticos. Mentiras, escupitajo.
Dejemos de escupir nuestra rabia, nuestro dolor, nuestra
indignación o nuestra impotencia. Aplaudamos con las palmas al revés,
aplaudamos con las palmas al revés la poca dignidad de unos políticos que
siguen diciéndonos que esto va mejor, aplaudamos con las palmas al revés la
poca honradez de unos políticos que se llevan el dinero crudo y a puñados,
aplaudamos con las palmas al revés la poca decencia de unos políticos que nos
siguen engañando como a niños, a unos políticos que nos siguen contando cuentos
aunque no sea Navidad. Porque cada vez que aplaudamos con las palmas al revés
sabrán que están mintiendo. Y escupitajo.